martes, 10 de enero de 2012

Under control.


Qué sensación más rara...
Hasta en los cristales empañados de mi habitación veo su nombre escrito, cierro los ojos y me está mirando, con el mismo brillo que la última vez, con la misma inocencia peligrosa en la mirada que acaba conmigo cada día. Es como retroceder al pasado, sentirlo todo igual de real, ponérseme la piel de gallina cuando la brisa de su ausencia me rodea, y yo aún desnuda, delante del espejo con la mirada perdida, buscándome, quizás. Esa sensación tan extraña, de vacío a la vez que lleno, de simpleza a la vez que complejidad; todo entre mis costillas, bajo mi piel, muy adentro.
Hay más palabras ahí dentro que las que puedo escribir hoy. Nunca había querido perderme tanto de mí misma como lo quiero ahora.
No te imaginas la pesadumbre de cada noche al no querer cerrar los ojos para no ver siempre lo mismo, la misma historia repetida mil veces en mi cabeza una y otra vez.
Ya no sé si reír, llorar, correr o gritar. No sé si es real; no sé ya la profundidad de estas arenas movedizas que pensaba conocer como la palma de mi mano. Ya no conozco la salida de éste laberinto que me pensaba camino recto. Quizás ya he perdido el control otra vez y quien sabe...si para siempre.