miércoles, 28 de julio de 2010

Eat some brains.


A veces deseo con tantas ganas tener unas alas para escapar, que se me hace tan, tan lento caminar a pie, rodeada de gente y axfisiándome con mi propio aliento...Alas para liberarme de esta parte de mi que me autodestruye por dentro y por fuera...
A veces me gustaría desdibujarme libremente por mi cama, deshacerme en mil pedazos diminutos y desaparecer despacio del mundo y de todas las mentes por un momento.
A veces daría mi vida por empezarlo todo de nuevo, por conocerte otra vez, por enamorarme nuevamente de ti como cada día y por ser aquella persona que me gustaría ser.
A veces quisiera nadar hasta lo más profundo de mí pero sin ahogarme dentro y no saber salir...
Hay veces que no encajo en el rompecabezas, me entra el miedo y me da por escapar.
Veces en las que mi interior se carcome por dentro y ni yo misma lo quiero notar.
Hay días en los que ya no sirve una sonrisa para salir del paso y te exigen mucho más, veces que no puedo soltar más que una mueca; y mis ojos con eternas ganas de llorar.


A veces me tomo mi propio veneno, tóxico y...a veces hasta letal.

domingo, 11 de julio de 2010

Lo que no te mata te hace más fuerte.

El mundo giraba tan rápido como pensaba mi cabeza, que sentía a punto de estallar en esos momentos. Sólo oía a lo lejos su voz recordándome lo imbécil que soy, por cualquier cosa. Y en mi cabeza sólo un cúmulo casi insoportable de arrepentimiento, angustia y desesperación en pleno éxtasis. Seguía escuchando, pero cada vez menos, cada vez mis lágrimas caían más rápido y mi respiración faltaba más a mi cuerpo; y el gran insuperable dilema, salir corriendo y perderme en cualquier lugar que ni siquiera yo conozca o quedarme ahí, quieta y moribunda sin saber casi qué hacer más. El ruido esclavizante de mis pensamientos me abrumaba y creo que él también parecía escucharlo, por esa expresión nefasta que conseguía descolocarme y hacerme sentir aún peor, si eso cabía...Y mis inoportunas palabras que en esos momentos salían disparadas de mi boca, sin darme tiempo casi a pensarlas ni a sentirlas, siquiera. Nos hacíamos daño, los dos, y ambos tenemos razón cuando nos quejamos del otro...pero, lamentablemente, a veces no conozco donde está el límite y cuándo tengo que parar de hacer algo mal, entonces siempre sigo, hasta darme cuenta de que ya es demasiado tarde...