sábado, 23 de octubre de 2010

Ellos...

Mis ojos, mis labios, mis manos...
Todo es un sin fin de palabras bonitas que jamás podré pronunciar.

Mi piel, mi alma...
Sabes que siempre viviré en la prisión del bien, controlada por el mal. Sabes que seré esclava de mis deseos y tentaciones y que no las podré evitar.

Mis pupilas, tu boca...
Son como destellos de luz que me ciegan, lapsus mentales junto a la más puerca lujuria, transforman mi cuerpo y lo convierten en tuyo. Conoces perfectamente mis puntos débiles y sabes cuando has de usar tus armas venenosas para matarme o dejarme moribunda.

Tus manos sobre las mías...
Me arrancas la piel a bocados y transformas mi sangre en veneno, me hierve el alma si te veo y me arde el corazón cuando no lo hago. Es un querer y un no poder juntos metidos en un bote de cristal, se mezclan, se confunden y a veces si quiero, puedo.

Tus ojos, mi lengua...
Quiero tocar el cielo, con la punta de mis dedos, pero tú guardas mis alas debajo de la cama. Me las arrancaste mientras me follabas; psicológicamente.

Mi corazón y el tuyo...
No se odian, pero no se aman, no se atraen, ni se repelen... Son aquellos que nunca pudieron pero quisieron, son los dos menos indicados para estar juntos pero que están destinados a permanecer unidos...

2 comentarios:

  1. Leyendo tu post creo comprender más a la mujer y entenderla menos, será porque son divinas me digo. Un abrazo

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  2. me fascino tu poema
    realmente me encant toods tus poemas
    wao

    si lo q pienso es correct nos pasa algo similar
    jeje


    besos

    ..

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