jueves, 18 de junio de 2009

Vacas flacas ( I )

La noche avanzaba...y mientras ella allí, tirada en la cama, pensando en todo y nada, mirando el cielo oscuro y absorta en las estrellas...que cuanto más las miraba, más parecía haber.

Se encendió el último cigarro, ella decía que le ayudaba a pensar. Miró detenidamente como el humo salía de sus labios, como el cigarrillo se consumía entre sus finos dedos, como el tiempo parecía inmortalizarse en cada calada...Eso le hacía sentir realmente bien. Las cenizas caían sobre su colchón, manchando las sábanas que se deslizaban entre sus piernas, enrredadas, haciendo un juego. No le importó llenarlo todo de cenizas, de humo y de mal olor. Merecía la pena, pensaba.

La noche se hizo eterna unas mil veces, no avanzaba y el reloj parecía quedarse parado cada vez que lo miraba...

-Maldito tiempo, se detiene cuando no debe. -Pensó en voz alta.
Mientras amanecía y no, se levantó de la cama y caminó despacio hasta el espejo que se hayaba enfrente. Se quedó algún tiempo mirando lo que en él se reflejaba. No se encontraba, veía unas piernas con algunos pequeños cortes, unos brazos, una cabeza...una silueta femenina,demasiado perfecta para ser la suya, según creía. Pasó su mano por todo aquello que en el espejo veía, todas esas partes corporales que en sí misma no era capaz de reconocer y tras un rato de pequeña meditación,susurró:
-Parece que lo estás consiguiendo...allí donde un día vi a una princesa guapa y alegre, ahora sólo veo una vaca, una puta, una zorra llena de arañazos y cortes, una obesa mórbida, una demente, una estúpida y triste muñeca de tu estúpido y triste juego...

Ya ni las lágrimas le caían, no tenía energía suficiente para exteriorizar su dolor,aunque su alma seguía sufriendo desde hacía ya demasiado tiempo. Cojió lo que más cerca tenía de la mano, un vaso semivacío de café, y lo lanzó contra su enemigo, el espejo. Éste no llegó a romperse, entonces ella cayó rendida de rodillas ante él y le suplicó que le mostrara la realidad sin distorsionar. Caso omiso.
Se miró las manos y se dijo a sí misma:
-Mírate...¿en qué diablos te has convertido? No eres más que un juguete autodestructivo que se alimenta de aire,cigarrillos y café solo en los amaneceres...NO eres feliz, y lo sabes.

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