domingo, 21 de junio de 2009

Vacas flacas (II)

''Susurros, malditos susurros, silenciosos, maléficos, incitándome a la más dulce de las muertes lentas y silenciosas...Aparecen en cada amanecer, cada vez que pienso, allí están esos susurros, perforándome la sien, maltratándome la mente, invitándome a morir. Malditos susurros...''

Se despierta un nuevo día, estira sus brazos en vanos intentos de alcanzar algo. Asoma su cabeza por la ventana y allí, lejos, está el sol..semioculto entre un par de nubes,él también le teme al mundo, parece. Día misteriosamente gris. Frío que cala hasta los huesos, de ese que pone la piel de gallina, de ese que por más prendas que te pongas, jamás se va a quitar. Frío eterno, tanto físico como emocional.

Pone sus congeladísimos pies en el suelo, más congelado aún, y sin tener nada que hacer, camina en busca de comida. Todo el día pensando en ella, se aparece hasta en sueños, la persigue, en cualquier parte..pero ella escapa, siempre escapa.
Abre la nevera y sólo ve una bolsa de manzanas, 3 botellas de agua y 2 más de cola-light. Tras meditar un largo rato, mirándo deseosa a las manzanas...coje la cola-light.
Aún es temprano, el aire que se respira sabe a 10am y la gente aún duerme plácidamente en sus blandas y reconfortables camas. Y ella, sale a la calle, a andar, a lo que sea.

Abre su armario y elige cualquier cosa, si total, piensa que todo le queda mal, qué mas dará que esté mal, o esté peor. Una camisa ancha, para no marcar michelines. Un pantalón ancho, para no marcar cartucheras. Y a la calle.

Pasos lentos, torpes, pero firmes...Casi no había apenas gente a esas horas en la calle, pero aún asi, a ella le parecía demasiada. Odiaba a la gente casi tanto como a sí misma, puesto que la gente, la hizo odiarse. Solía culpar a los demás de todo lo que a ella le pasara. Si tenía un trastorno, era culpa de la gente. Si se odiaba, era porque la gente así lo quiso. Si no comía era culpa de su excesiva grasa corporal...inexistente. Si engordaba, culpa de la comida. Pero si adelgazaba...era Gracias a ella misma. Eso era lo único que la hacía efímeramente feliz a esas alturas...por desgracia.
Seguia caminando por esas calles semivacías a causa del frío que perturbaba la ciudad.
'' La gente me mira, la gente me mira, la gente observa mis grasas rebosantes, la gente piensa sobre mí...
¿ què diablos? La gente no es tan imbécil como para mirarme a mí, hay cosas mejores en esta ciudad podrida y pestilente.''

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