sábado, 8 de mayo de 2010

Imagínome.

Cansancio; desde la última célula de mi cuerpo hasta el infinito universo de mi cabeza. Todo da vueltas y gira tan rápido que no me da tiempo ni de atrapar mis propias ideas, todo se aleja hasta desvanecerse en el rincón más oculto del mundo, en cualquier lugar donde yo no lo vea.

Imagínome flotando entre las translúcidas nubes, buscando tu mano entre ellas y encontrando sólo aire al cerrar mi puño, también suelo imaginar que escapas de mis brazos mientras me ahogo en mis propias lágrimas y me pierdo en toda su profundidad. Todo me da miedo. Prefiero abrir los ojos y dejar de imaginar; prefiero mirar al lado izquierdo de tu cama y ver que sigues abrazado a mí y que no te has perdido entre mis nubes imaginarias ni mis lágrimas letales.
Prefiero que me despierten tus labios a sucumbirme en mis tenebrosas pesadillas donde ruedan cabezas y la sangre brota por cada poro de mi cuerpo. Prefiero despertarme a media noche porque sentí tus caricias a hacerlo porque mi subconsciente me machaca cada segundo de mi vida.
Imagínome también a veces, metida en un bote de cristal cerrado a presión y en el que poco a poco me voy quedando sin aire...y acto seguido, siempre imagino un nuevo amanecer tirada en la orilla del mar y que, cuando despierto, apenas rozo tus manos y sonrío...

Una simple caricia tuya se me torna la salvación de mi putrefaciente mundo interno.

2 comentarios: