lunes, 2 de agosto de 2010

Delirious.

El sueño se aferra a mi cuerpo con infinita ternura y me invita a delirar cada noche. Me invita a imaginar tus labios besando prohibidamente los míos y tus ojos enloqueciéndome sin querer. Y sin que nadie nos vea, ocultos del mundo que nos impide desbordar nuestra locura en besos y caricias...
La noche ya no sabe qué hacer conmigo, si prestarme la luz de su luna para imaginarla como si fuérase tu sonrisa o envolverme en su manto de estrellas hasta que me falte la respiración...

Fue como un pasaje arrancado de un cuento de hadas, como la historia más maravillosa que nadie sabría contar y como los versos más perfectos que jamás pude escribir; ha sido la historia más secreta, más irreal y más fantástica que pude soñar...Me perdía entre tus labios como en un eterno laberinto, tus ojos me ahogaban más que cualquier mar podría hacerlo y, allí, en ese lugar tan desconocido para mis sentidos y que casi no logro bien recordar, nos perdimos, el uno dentro del otro, hasta desvanecernos en la eterna oscuridad.



Y si tú también soñaste lo mismo... quizás no deba considerarse un sueño, porque ha existido más allá de los límites de nuestra cabeza, ha casi rozado la realidad, desdibujándose un poco antes de que abriéramos los ojos. No sé, a veces no me atrevo a decirle a alguien que he soñado con él o ella, pero quizás se esté callando lo mismo, y haya sido el travieso comité de los sueños siameses en el que en el momento de perder la noción de la razón y a través de un estudio molecular de nuestros deseos, ha sintonizado a la vez, un mismo sueño para dos personas, que tímidamente sueñan, lo que no se atreven a confesar...

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