La noche me persigue.Mis pies caminan por sí solos, poseídos por una fuerza superior, incapaz de controlar. Mis ojos ciegos, palpando el congelado aire del ambiente, no sé a donde voy, pero acelero, necesito escapar de mi cuerpo, de mi mente, correr muy lejos del mundo...llegar allí donde nadie ha llegado vivo. Escapo. Casi puedo tocar las estrellas, parece que se acercan, que su luz acaricia mis mejillas, congeladas, muertas. Puedo sonreir, sonreir con fuerza. Ya no siento dolor, soy eternamente feliz. El aire me ondea el pelo, se entremezcla entre mis dedos, baila con mis manos, me hace sentir bien...me incita a volar... a estar fundida en su cuerpo para siempre, a no despertar jamás de ese sueño eterno. Quiero abrir los ojos y verle a mi lado, despertar, saber que sigo viva, saber que jamás se alejará de mí, saber que él es toda mi vida, que si él falta, se me acaban los días... Despierto, despacio...no le noto, no está conmigo...pero me siento tan bien...tan sólo por haberle sentido...
Quiero... morir tres mil veces al día, que sus brazos me salven otras tres mil, que sus besos jamás se cansen de hacerme feliz...
''Cuando tus manos rozan mi piel...es como si mi alma se desprendiese de mi cuerpo...como si volara sin moverme del sitio...''
No hay comentarios:
Publicar un comentario