martes, 30 de agosto de 2011

Sinónimos del verbo amar.

Como si un agujero negro me consumiera por dentro, como un vaso medio vacío. Me levanté triste, taciturna, divagante y melancólica; abrí mis ojos y estaba gris, estaba negro, estaba todo menos rosa. No dejé paso a otras ideas en mi cabeza, sólo mi malestar, mi incomodidad, mi frialdad y mi inexpresividad. Me desperté con nada de ganas, vacía y calcinaza por dentro y con la muerte por cara, viéndome desde afuera. Me quedé silenciosa, afásica, afónica y muda; seguí alejándome, extraviándome de mi cuerpo, navegando por los témpanos congelados de tus ojos, pero sin mirarlos, con mucho miedo. Desperté sabiendo lo malo que me esperaba, quizás certero o quizás falso, pero se me anudó ese miedo al pecho y me arrancó toda mi alegría. Me quedé azul, mirando por la ventana, me quedé petrificada, desollada, insaciada y absorta en mis ideas, ensimismada.
Es como si la III Guerra Mundial explotara entre mi pecho y mi espalda, como si se cayera un meteorito en mi cabeza o como si el mundo se acabara mañana. Desperté y olía mal, olía a putrefacción, a sangre, a muerte, a canibalismo, a fetos empalados, a cabezas cortadas, a vampiros devorándome y yo sin inmutarme, quieta, paralizada, envenenada y sin salvación que valga.

Caí, me levanté y volví a caer.


Ya sabes donde me quiero perder, para que nunca me encuentren, ni siquiera yo misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario