miércoles, 31 de agosto de 2011

El camino del exceso.


Me falta un granizado de oxígeno templado; que me devuelva el aire que ya no entra por mi garganta. Me falta agua para mezclar la espesa pintura negra que tiñe mi mirada hoy, para que suene más suave, para que parezca más gris y menos cansada. Me faltan fuerzas para seguir de rodillas, para seguir arrastrándome y rasgándome con todas las piedras del camino. Me falta destreza para aprender a hacer las cosas como dicte mi cabeza. Me falta una almohada blandita donde descansar mis ideas, donde olvidar las cosas malas y guardar muy dentro las buenas. Me falta el caos de un cuadro de Kandinsky y la inmensa claridad de una obra de Graaf. Me falta cafeína para no caer en un sueño eterno que me haga perderte para siempre. Me falta ilusión y me faltan las noches de lluvia y frío, en las que sólo se escuchan las gotas muriendo en las aceras de la ciudad. Me falta un reloj de arena que determine cuando empiezo y cuando acabo, para saber cuándo y cómo parar. Me falta el aire y me sobran ganas de llorar.
Ahora si digo nunca, será nunca jamás.

Y voy muriendo por el camino del exceso, o demasiado, o demasiado poco; pero nunca en su justa medida.

2 comentarios:

  1. Pasaba por aquí y he leído esto, y podría decirte que me ha encantado, que me ha sorprendido, que me ha revolucionado todo por dentro pero sería poco.
    ¿Para que expresarlo con palabras cuando el silencio lo dice todo?
    Saludos.

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  2. Todos necesitamos a veces parar y descansar sobre una almohada como bien dices las ideas, es necesario hacerlas reposar y sopesarlas...
    A veces esos tragos tan amargos nos raspan y arañan no solo la garganta si no a su paso también las entrañas...

    ¿Lo mejor?...Levántate y camina, tienes piernas para hacerlo, así que cuando pienses en arrodillarte...Recuerda las palabras de Che... Prefiero morir de pie...

    ¡¡Besitos!!.

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