martes, 15 de diciembre de 2009

Salvación.

Sentí tanto miedo que mis pies se impulsaron sólos a salir disparados y correr cuanto más pudiera. La noche parece que caía sobre mis hombros, que yo era su dueña, pero ella me controlaba; el tiempo, más eterno que en toda mi vida entera, un sólo segundo eran como mil del mismo y yo seguía corriendo...
Sus pasos me seguían cada vez más rápido, parece que apunto estaba de alcanzarme, lo sentía muy cerca, pero sabía que aún estaba lejos. Intenté buscar algún escondite, algún recóndito lugar, por pequeño que fuese, que me salvase de esa muerte asegurada.
No sé que buscaba de mí. Si no era más que una simple huérfana que vivía debajo de un putrefaciente cartón y con una camiseta rota de almohada. No tenía nada de su interés, o eso creí.
Aquel que me perseguía, no pude distinguirle bien debido a la oscuridad, pero sé que era un hombre, muy alto, mucho más que yo y nada más, no pude ver más y tampoco quise hacerlo.

Al fin distinguí la esquina de un callejón, ahí podría despistarle y salvarme o morir si el callejón se tratase de uno sin salida...
Arriesgué, no había otro medio. Giré la esquina casi resbalándome en los charcos que dejó la lluvia horas antes y, ahí estaba ella...
La mujer más bonita que pude ver jamás, sus ojos entre azul y verde se distinguían a unos metros aun con tanta oscuridad, era maravillosa... Alta, algo más que yo, y también tendría un par de años más... se le notaban en esa mirada de experiencia y tranquilidad.
Me sentí tan miserable que casi bloqueo mis pasos, tan poca cosa ante tanta belleza... Pero, aun sin dudarlo, corrí hacia ella, a sus brazos. Ella sonrió levemente y abrió un poco esos delgadísimos brazos para que la pudiera abrazar.
Mi persecutor había desaparecido, quizás logré despistarle o quizás venía muy atrás, pero eso ahora, me daba igual.
Sólo tuve ojos para admirar su belleza, sólo deseos para querer besarla y sólo ansias por pasar el resto de mi vida junto a ella... Era perfecta, lo supe con sólo verla...no tuve necesidad de conocerla para saber que así era.

- Ven conmigo, pequeña...- Me susurró
Y, evidentemente, le hice caso...no tenía nada que perder, ya en mi vida lo perdí todo... ahora sólo me quedaba ganar.
Esa magia que me envolvía al sentir su abrazo...tan cálida era su esencia, que hacía desaparecer todo el frío que caía sobre Londres...Abrí los ojos mientras sentí que me elevaba, era todo suavemente blanco...
Ella, tan hermosa,era un ángel...

1 comentario:

  1. Me preguntaste el otro día si habíamos entrado en tu blog y que qué nos parecía. Te diré que lo hemos leído los dos y que nos ha gustado mucho. Tus textos tienen una gran sonoridad y están muy bien escritos, sobre todo teniendo en cuenta la edad que tienes. Escribes sorprendentemente bien para tu edad.

    ¿Has pensado alguna vez en dedicarte a la escritura? ¿Vas a hacer algo con esta habilidad?

    Ponte en contacto con nosotros siempre que quieras. Hace dos años ya nos pareciste una niña muy muy especial y ya he visto que lo sigues siendo.

    No dejes de escribir.
    Un abrazo,
    Sandra

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